jueves, abril 30, 2020

España y el futuro: La crisis de la Jefatura del Estado.


Dejo de lado la anomalía democrática que por su origen supone la Monarquía en nuestro país.

La figura del Rey, al margen de cualquier responsabilidad y cuyos actos han de ser refrendados, necesariamente por el Gobierno, convierte a la Jefatura del Estado en estéril.  Es un hecho que el Rey no puede actuar políticamente al margen del Gobierno, si así lo hiciera, estaríamos ante un supuesto claramente impugnable por anticonstitucional. Y si sus actuaciones han de desarrollarse según el dictado del Gobierno, el Rey sobra.

En rigor, puede decirse que el Rey ocupa, anulándolo, un espacio esencial del Estado y no nos podemos permitir, nunca y mucho menos en situaciones como la actual, el lujo de carecer de Jefe de Estado. Ese espacio debería ser ocupado por un Jefe del Estado -ante todo, elegido democráticamente-, con poderes efectivos tasados y determinados en la Constitución, que pudiera, en su caso, tomar medidas adecuadas para resolver situaciones críticas cuando la propia supervivencia del Estado y/o sus instituciones estuvieran en cuestión.

La posición que tiene el Rey, constitucionalmente en nuestro país, no es la más adecuada para garantizar ni la cohesión, ni para servir de arbitro entre las instituciones del Estado, ni para resolver ningún supuesto de inquietud constitucional.

Mi juicio, como republicano, es que todas las instituciones, todas, son instrumentales y han de estar al servicio de los ciudadanos, no al contrario. Y  si cualquier institución del estado se demuestra disfuncional, inoperante o nula, debe cambiarse o suprimirse.

Las instituciones no han de ser permanentes, ni han de imponerse a sucesivas generaciones, han de estar siempre y en todo momento, sometidas a los imperativos del bien común, y si éste requiere nuevas instituciones, se han de establecer sin demoras, arrumbando sin demasiadas contemplaciones las antiguas, bien entendido que dicho bien común ha de manifestarse o expresarse inequívocamente de modo democrático.

La República, en la más pura lógica democrática, se muestra como la única alternativa viable ante esta anomalía.

S&R


No hay comentarios: