jueves, abril 16, 2020

Hacia la República: La Jefatura del Estado



La Constitución de 1978, otorgada por el rey a propuesta de las Cortes, sirvió para convalidar la decisión del dictador Franco haciendo posible la existencia de una institución no democrática, la monarquía.
Se dirá, y con verdad, que probablemente era la salida menos complicada, apoyada por las potencias aliadas y los poderes fácticos del país, más que preocupados por el proceso revolucionario portugués.
Al Rey se le asigna el papel de garante de la unidad de España, la independencia del país y la máxima representación exterior, escasas funciones para un Jefe del Estado,  al tiempo se le otorga la irresponsabilidad ante la Justicia, mientras que en democracia se requiere la existencia de un jefe del Estado con facultades y responsabilidades para ejercer su papel  de moderador.
 La jefatura del Estado tiene importantes misiones que cumplir y la práctica de todos estos  años demuestra  que no estamos en condiciones de permitirnos una absolutamente simbólica, carente de eficiencia como la actual.
Parece claro que nuestra evolución política debe encaminarse hacia una Constitución con un Jefe del Estado, elegido democráticamente, que sea elemento insustituible en los momentos de las grandes decisiones sobre la política del país. El Presidente de la República.

S&R

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