Hoy es 15 de abril y quienes consideramos que las propuestas republicanas tienen la fuerza de la razón y de la historia, no podemos volver a la laxitud y dejar en manos de las minorías nostálgicas de lo que no puede volver, o de las que se confunden interesadamente con el republicanismo buscando réditos electorales, al movimiento republicano que se inicia una vez más en nuestra sociedad.
El republicanismo ha permanecido ausente de la realidad política española, por sus propios errores y por los de los viejos aliados, que le volvieron la espalda y hoy son defensores de la monarquía, pero que reconocen que la estructura constitucional está aquejada de males que oscurecen su futuro. Se impone cerrar y superar el ciclo de la Transición, dando contenidos a los proyectos de revisión constitucional.
España es un Estado importante de la U.E., y una potencia media en el orden internacional, que merece la presentación de una formulación republicana a la revisión constitucional adaptada a los nuevos tiempos, lejos de viejos clichés, imponiendo la idea de la nueva República, que no será ni la I ni la II, y aprendiendo de las experiencias y errores del pasado la III restaure un proyecto nacional, en el que siguiendo a Azaña todos quepamos y a nadie se le proscriba por sus ideas.
“La República será democrática o no será. De esta manera los republicanos venimos al encuentro del país, no como estériles agitadores, sino como gobernantes; no para subvertir el orden, sino para restaurarlo; no para comprometer el porvenir de la nación, sino como la última reserva de esperanza que le queda a España de verse bien gobernada y administrada, de hacer una política nacional” M. Azaña ( Sep. De 1930)
S&R
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