El estropicio económico causado por el coronavirus abrirá un socavón
enorme en las finanzas públicas a resultas del brutal aumento del endeudamiento
al que estamos abocados, por eso los “Austericidas” recomendamos reflexión y
prudencia.
Recordemos la comedia famosa “El Convidado de piedra” de Don
Antonio Zamora o de Tirso de Molina, vallan ustedes a saber, que en eso no
entramos: “No hay plazo, que no se cumpla, ni deuda que no se pague”.
El índice de Deuda Pública/PIB, tan citado, se encuentra
actualmente en torno al 100%. Conviene saber que es un porcentaje resultante de
(DP/PIB)X100. Consecuentemente si el numerador aumenta y/o el denominador
disminuye, el índice aumenta; dándose la “tormenta perfecta” al concurrir las dos circunstancias, que es el
caso en el que se encuentra nuestro país actualmente, por desgracia. Se espera una
enorme caída del PIB y un desmesurado
incremento de la Deuda Pública causa tanto de la bajada de ingresos del sector
público como por el fuerte incremento del gasto necesario para paliar los efectos
económicos y sociales causados por la recesión.
Pudiera ser, tal parce, que al segmento “Turbo” del Gobierno, ante el colosal incremento del déficit y del
endeudamiento público derivado de la epidemia, le diera por pensar que había
llegado el momento de implantar todas aquellas medidas de su programa que
deseaba poner en práctica, pero que la disciplina presupuestaria y las autoridades
de Bruselas se lo impedían. Y pudiera ser conociendo a D. Pedro Sánchez, que
acepte el “patadon y palante”, a
sabiendas de que la situación llegaría a ser insostenible.
-A largo plazo todos
muertos, el coronavirus lo tapa todo y de momento libramos. (Ivan Redondo, estratega)
Pedro Sánchez, confía en que Europa le sacará las castañas del fuego,
mucho esperar de la U.E. Es verdad que la política de Bruselas ha aflojado
respecto a la crisis anterior, y al menos a corto plazo no van a exigir la
estabilidad presupuestaria con la misma rigurosidad, pero también es cierto que
el grado de endeudamiento actual del sector público español es incomparablemente
más alto y roza los niveles límite. Incrementarlo nos introduce en un terreno nidio
y arriesgado.
Es muy cierto que los mercados están a día de hoy contenidos por
el BCE, que está suministrando liquidez y compromisos de compra de títulos
públicos, impidiendo que las primas de riesgo se
disparen pero no sabemos hasta cuándo va a tener pertrechos para frenarlos si
la economía no logra recuperarse en un plazo de tiempo razonable, ni tampoco
hasta qué momento los halcones del Norte van a permitir que lo haga, y si será
capaz de conseguirlo cuando los déficits públicos hagan su aparición con toda
su crudeza. La sentencia del Tribunal Constitucional alemán ha sido todo un
aviso.
El pasado jueves, el Tesoro Público español buscó recursos financieros mediante emisión
de Deuda a medio y largo plazo, en la que los tipos de interés han
bajado de forma significativa. Los bonos a 3 años han caído casi hasta el 0% (rozando
de nuevo los tipos negativos); lo mismo ha sucedido con los bonos a 5
años y hasta con los de 15 años.
Está produciéndose un abaratamiento de los costes de
financiación en una situación económica que se ha complicado fuertemente,
lo que quiere decir que las emisiones de activos deberían estar realizándose
ahora bajo una presión bastante superior y por lo tanto con tipo de
interés claramente más elevados.
La emisión de Deuda tiene por finalidad buscarle una
salida a la crisis económica en la que estamos de nuevo metidos y las actuales
circunstancias piden un cierto grado de audacia, pero si ignoramos olímpicamente
unas normas respetuosas de la ortodoxia financiera podría
llevarnos, a medio plazo, a la quiebra y esa no parece una alternativa deseable.
La esperanza del Gobierno de que vayan a llegar de la Unión
Europea transferencias suficientes como para tapar un agujero por importe superior
al 10% del PIB, son a día de hoy, fantasiosas y vanas.
Recuerdo a los lectores,
la entrada en este blog del pasado día 5.
Buenos días, en esta mañana de orbayu y morrina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario