viernes, mayo 22, 2020

“La Corte de los milagros”



Cada día, en esta “Corte de los milagros”[1]   en que hemos convertido a España, nos despertamos con un dislate mayor. El gobierno ya me tiene acostumbrado al –hoy desbarro más que ayer, pero menos que mañana- pero la bronca y monumental enredo en el seno del Gobierno y en las relaciones del PSOE con Podemos y Bildu de ayer, me ha obligado a sustituir la entrada que tenía prevista para este día en este blog, puede que con demasiada prisa y poca reflexión, pero no es para menos, a mi entender.
El PSOE, Bildu y Podemos se comprometieron el miércoles, en un pacto secreto, a derogar la reforma laboral de Mariano Rajoy, a cambio de que Bildu se abstuviera, innecesariamente,  en la votación sobre la prórroga del “Estado de alarma” con el que no tenía nada que ver, y el desconocimiento  por parte del Gobierno, los sindicatos y la CEOE.
La crisis estalla en el Gobierno de coalición, cuando tras reconocer la portavoz del PSOE en el Congreso que ella “no leyó lo que firmaba”, el Gobierno rectifica el pacto firmado, reconociendo que la reforma laboral no se derogará de manera inmediata ni en su totalidad.
Esta comedia de enredo y disparate, en la que Adriana Lastra, firmante del pacto dice que “lo hizo sin leerlo creyendo que firmaba otra cosa”; Iglesias desafía a Sánchez diciendo que “los pactos firmados hay que cumplirlos”, lo mismo que ha dicho Arnaldo Otegui y lo redondea la Ministra de Igualdad recordando que “lo firmado, firmado está”; la vicepresidenta segunda del Gobierno y responsable de Economía, Nadia Calviño - en las circunstancias actuales pieza clave de la acción del Gobierno en la gestión económica y social de la crisis, la relación con la UE de cara al rescate financiero y la elaboración de los Presupuestos de 2021,desautoriza el acuerdo y exige que se respete su liderazgo en materia económica; y el presidente Sánchez conocedor del pacto, lo aceptó públicamente en sede parlamentaria, en respuesta a la portavoz de Bildu dijo que sus acuerdos son “indelebles”,  sabía lo que decía. Se convierte en esperpento al desarrollarse en plena crisis sanitaria, económica y social del país en la que la “reforma laboral” con sus maldades –que son muchas-  y bondades, es una pieza imprescindible para lograr la recuperación de las empresas y el empleo.

Veremos que hace y dice el presidente sobre lo ocurrido, probablemente nada,  al final Sánchez e Iglesias se entenderán, dejando eso si, deterioro institucional e inestabilidad, en medio de la grave crisis sanitaria, económica y social, poco le importa, Sánchez vive al día, olvida y cambia según le convenga.





[1] Una obra protagonizada por las intrigas, el cabildeo y las camarillas de una realidad ya de por sí esperpéntica: la España isabelina. De D. Ramón del Valle-Inclan




No hay comentarios: