De todo lo expresado en días
pasados, se deriva que una salida a la grave crisis en que está sumida España
sólo puede encontrarse en la República, como nueva forma de hacer política.
Pero la pregunta es:
-¿Se puede ir hacia una alternativa republicana sin una
fuerte acción pro República?
Esta acción no se puede dejar a la eventualidad
de los acontecimientos ni a la improvisación, sino que ha de promoverse desde
una organización que consciente de la gravedad de la situación y de las opciones
para afrontarla, apele a la acción política y a la participación. En suma, a un partido puramente republicano que sea capaz de
diagnosticar, sin prejuicios, los actuales males y de encararlos adecuadamente
ofreciendo soluciones válidas. Un partido “intransigente” con la corrupción, con el alejamiento de las
instituciones, con la dejación de las responsabilidades, con la adulteración de la democracia, en
definitiva con todos los vicios denunciados.
De acuerdo con lo razonado, ¿hay un
espacio político, un hueco evidente, para un partido como el que se propone?. Si así fuere, se nos dirá, ¿por qué no se ha formado
ya?. Si esto está tan claro, ¿por qué no está operando tal alternativa?.
Pues, fundamentalmente, porque las
instituciones y las personas que tienen el poder real o “fáctico” en el “status
quo” actual, si bien son incapaces de ofrecer salidas y de hallar soluciones, sí
que son fuertes a la hora de defender posiciones y privilegios y ponen barreras
a todo cambio a través de:
1. Los medios de comunicación: son prácticamente
unánimes en defender la situación actual. A lo que no son ajenas las generosas
recompensas y la buena financiación. Apenas llegan a oírse o a verse impresas
voces críticas o planteamientos lúcidos que son silenciadas y eliminados. Imposible
de superar el “muro mediático”.
2.
La financiación: la formación de un
partido requiere ingentes fondos de los que sólo disponen los partidos
integrados en el sistema a través de la financiación pública y abundantes “donaciones
privadas”, que responden a intereses muy concretos, en gran parte de los casos, “inversiones” empresariales que esperan buenas
contraprestaciones.
3. La pereza: a la hora de actuar en política, de
movilizarse, si ello requiere un esfuerzo, resultado de la actuación eficaz “establishment”
que se beneficia de la pasividad y abulia de los ciudadanos.
4. La acción directa de las clases dominantes: la propensión
de los poderes establecidos a eliminar posibles nuevos actores y menos con
ideas radicales, sus maniobras de asfixia son brutales,
en este sentido sirva de ejemplo lo que ha pasado ante la aparición de nuevos partidos, inicialmente acogidos con cierta simpatía, al cobrar cierta
fuerza, todos se han confabulado para “ningunearlos”, pues dejaban de servir
para debilitar al partido político que
estaba en el poder para convertirse en rivales que podían introducir elementos
no controlables por el sistema.
5.
Los republicanos: partidarios de la
republica que sirva a su partido o su ideología, olvidando que “La
República o será de todos o no será”, en cuyo caso prefieren dejarlo al
albur de las circunstancias, y mientras sacar el santo en las procesiones o
sermones.
Pese a los inconvenientes, hay un
gran espacio potencial para el desenvolvimiento de un movimiento puro republicano,
y este movimiento es preciso que sea impulsado, no sólo por amplias capas de la
población, sino, de forma más activa, por un instrumento políticamente más
eficaz, es decir, un partido netamente republicano capaz de sacar a nuestro país
del atolladero.
S&R
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