miércoles, junio 10, 2020

Ocurrencia insólita: “La nacionalización de Nissan”.



Las obligadas vacaciones “técnicas”, desde el pasado domingo 24, no han estado  exentas de hechos, circunstancias y ocurrencias en esta, nuestra  disparatada España, han sido tantas que resulta difícil priorizar una para reiniciar los comentarios  en este blog.

Estamos acostumbrados a lo insólito, a ir de disparate en disparate, pero la última salida -la nacionalización de la factoría de Nissan- ha logrado pasmarnos; pueblo llano, sindicalistas, políticos, tertulianos y opinadores de todo pelaje y condición, pretenden nada más y nada menos que la nacionalización de una multinacional japonesa. La competición de desbarres y quimeras es difícil de superar, ¿pero en qué mundo viven?

Es posible  pensar que las empresas  del sector de la automoción se reproducen por gemación, fragmentación o arquitomía[1]. También es posible pretender que por la simple fuerza de la voluntad, de una fábrica en proceso de cierre por perdidas,  crear una “ Micro-Nissan ”  capaz de mantener veintitrés mil trabajadores, producir coches más ecológicos a precios más competitivos, y  todo ello sin que importe: el capital disponible; las patentes; las marcas; la tecnología ; sin posicionamiento en el mercado, ni canales de distribución; dentro de un sector súper competitivo en el que las economías de escala son fundamentales. También que las limitaciones de la UE carecen de importancia. Pero hemos de convenir que quienes así piensan son unos  “berzotas con mucha prepotencia” -como dice Martín Seco-.

Nacionalizar Nissan no es de ignorantes, son pollinos inconscientes de su condición.

¿Y son estos los que quieren condicionar y dirigir al gobierno de España? Son conocedores de que el sector público español ya tuvo a la SEAT, que resultó inviable en el momento en que España se abrió a los mercados, haciendo inevitable su privatización al carecer de la tecnología y de los adecuados canales de distribución.

Y ahora, después de 34 años, en plena globalización, pretenden semejante nacionalización siguiendo la estela de aquella dictadura populista del general Franco. Ignoran que durante el franquismo el sector público era el sumidero del sector privado, que se hacía cargo de empresas en pérdidas para evitar la quiebra y la consiguiente conflictividad  y quebranto del capital privado.  Las nacionalizaciones, con carácter general, siempre han estado orientadas a asumir pérdidas, tanto en la dictadura -HUNOSA-, como en el periodo democrático -SUZUKI,  factoría de Linares-, agujeros sin fondo de dinero público.

Dice D. Pablo Iglesias, vicepresidente segundo, que de acuerdo con la Constitución española, las nacionalizaciones son perfectamente posibles, ¡CLARO! pero lo que se necesita es que sean viables desde el punto de vista económico.


Lo de Nissan es un problema de mayor trascendencia, afecta al conjunto del sector del automóvil español, soporte de la industria manufacturera española en los últimos años y principal pilar de nuestra exportación. Su debilitamiento se inicia hace unos pocos años al ir perdiendo capacidad de crecimiento, el cierre de Nissan, primero en Avila, ahora en Barcelona, son señales de alarma a tener muy en cuenta a la hora de planificar nuestra política industrial.


[1]. Arquitomía: Forma de reproducción en la que se da una escisión espontánea en varias partes, a partir de las cuales se regeneran individuos completos.

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