Unidad Cívica por la Republica 6 de Marzo de 2008
Estimados compañeros y compañeras: Ante la cita electoral del próximo 9 de Marzo, Unidad Cívica por la República, quiere haceros llegar la siguiente declaración:
La derrota del Partido Popular en las elecciones del 14 de marzo de 2004, tras la importante movilización social y ciudadana en contra de la involución democrática, de recorte de libertades y de retroceso en las conquistas sociales que hasta entonces venía practicando el PP, como, asimismo, contra sus formas de hacer política, arbitraria, prepotente e insolidaria, aderezadas con sus mentiras para implicarnos en la Guerra de Irak y para aprovechar electoralmente los luctuosos y abominables hechos del atentado terrorista del 11-M, devino en el triunfo electoral del Partido Socialista con sus promesas en torno a la retirada de las tropas de Irak, al diálogo y la búsqueda de la paz en Euskadi, de avance social y de recuperación de la memoria histórica de las víctimas de la Guerra Civil, de los luchadores por la libertad y la República.
No obstante, tras un inicio de mandato con algunas propuestas e iniciativas valientes en lo político y de progreso en lo social, a medida que avanzaba la legislatura, el Gobierno Zapatero, ha ido modulando su discurso como consecuencia de la férrea oposición ejercida por el Partido Popular, de la intolerable ofensiva de la Conferencia Episcopal y de las presiones surgidas desde el propio seno del Partido Socialista, recogiendo velas en torno a las alianzas iniciales mediante acuerdos con la derecha nacionalista en unos casos, haciendo concesiones al Partido Popular, en otros e, incluso, dando marcha atrás y aparcando definitivamente algunas propuestas legislativas y otros compromisos de carácter progresista contenidos en su programa electoral.
El Proceso de Paz
Así, si las expectativas de Paz en el País Vasco, tras el alto el fuego declarado por ETA, calaron en la sociedad y abrieron una puerta a la esperanza, a una solución política del conflicto vasco y, mediante el diálogo, poner fin a la violencia etarra, también con el compromiso de Zapatero de iniciar conversaciones con la banda terrorista con el aval del Congreso, éstas pronto se vieron frustradas. Si el atentado en la T-4 de Barajas hizo tambalear el proceso, las medidas del Gobierno Zapatero durante la tregua, tampoco fueron muy afortunadas. Eludió, de antemano, el recurso a la movilización social, dadas las ansias de Paz de la ciudadanía y el apoyo político de que disponía ante la desmedida e hipócrita campaña del PP contra la negociación y rehusando la aplicación de medidas conciliadoras como la de acabar con la dispersión posibilitando el acercamiento de los presos. En cambio, endureció la presión sobre el entorno político y social de la izquierda abertzale, anulando gran parte de sus listas en las elecciones municipales, cercenando la libertad de expresión y el derecho a la participación política, al socaire, todo ello, de la oposición e intolerancia de un Partido Popular que ya, durante el período de gobierno de Aznar, negoció con ETA en condiciones de violencia aún más duras. Estas circunstancias, tampoco auguraban una salida satisfactoria al conflicto. Tras la ruptura de la tregua por parte ETA, el PSOE, en su afán electoral de ganarse el centro, ha profundizado en las políticas de mano dura mediante la recurrente y antidemocrática Ley de Partidos, la arbitraria Audiencia Nacional y la utilización política de la fiscalía, reformando el código penal y agravando las penas, se criminalizan ideas, se ilegalizan partidos, Batasuna, EHAK, ANV y organizaciones sociales como Haika y Seguí con la imposición de duras penas en el sumario 18/98, se inhabilita a la mesa del parlamento vasco, se procesa al lehendakari Ibarretxe y se producen torturas como confirma el relator de la ONU y Amnistía Internacional, quedando patente la fractura del Estado de Derecho y la regresión de los derechos fundamentales en Euskadi durante el Gobierno del Sr. Zapatero. Hechos que, desde nuestra concepción republicana y desde los más elementales valores democráticos de Justicia, Libertad y de Defensa de los Derechos Humanos no podemos aceptar porque estimamos que ante la violencia no se puede responder, desde el poder, con más violaciones de los Derechos Políticos y Sociales, sino con más Democracia, reconociendo el derecho a decidir en Euskadi, sin cortapisas, sin menoscabo de la libertad de expresión y a la participación política, de tal forma, que cada vez sea más difícil para los violentos justificar la vuelta al terror que significa la lucha armada.
La Economía Social de Zapatero
En el aspecto social, a excepción de ciertos avances sociales plausibles, aunque en algunos casos con ciertas carencias de desarrollo presupuestario y normativo, como la Ley de Dependencia, Ley de Igualdad, de Violencia de Género, Matrimonio Homosexual ..., apoyados por IU, ERC y Grupo mixto, el gobierno Zapatero, se ha mantenido en la senda económica marcada durante los gobiernos del PP, por un ministro, Solbes, afín a las recetas neoliberales del FMI y de UE e intercambiable con cualquier ministro de economía de la derecha. Las tímidas mejoras económicas emprendidas por el Gobierno, ayudas como el cheque-bebé, al alquiler de la vivienda para los jóvenes, el retorno de los 400 euros lineales e indiscriminado a los declarantes de IRPF, subidas del salario mínimo y de las pensiones, además de insuficientes, han sido absorbidas, de inmediato, como consecuencia del aumento de la inflación, del alza de precios de los bienes básicos de consumo y de las hipotecas, mientras se sigue aplicando una política fiscal injusta que es soportada fundamentalmente por las nóminas de los trabajadores y que, como siempre, sigue beneficiando a las rentas más altas; en tanto el empleo repunta en un océano de precariedad, de siniestralidad y de explotación, en especial entre los colectivos de jóvenes, mujeres y parados, mientras el salario medio real siguió descendiendo en este período hasta alcanzar un 4 por 100, mientras los beneficios empresariales superaron el 70 por 100 durante los últimos 10 años. Una verdadera política social es aquella que hace pagar más al que más tiene, no con rebajas fiscales como las que se anuncian, derogando el trabajo precario, las ETT, equiparando los salarios y pensiones a la media europea, preservando y potenciado el sector público en todas sus ramas, industria, transporte, sanidad, enseñanza, cultura, suelo y vivienda etc. Una política social, en suma, es aquella que trasforma la sociedad, y ésta sólo se consigue interviniendo en la política económica. Lo demás, es retórica y parcheo, pero, no cambia el sistema. La política internacional
Desde nuestro punto de vista y en el plano internacional, es cierto que durante estos los últimos cuatro años del Gobierno del Sr. Zapatero, en algunos aspectos, los modos y las formas en el ejercicio del poder han sido sustancialmente diferentes a las practicadas por el Sr. Aznar. No obstante, si la retirada de las tropas de Irak fue rápidamente cumplida, que celebramos, fue inmediatamente compensada, para aplacar las iras del amigo americano, con el envío de tropas a Afganistán, a un nuevo escenario de la agresión imperial de EE. UU. y de la OTAN enmascarada como ayuda humanitaria, haciendo oídos sordos a las demandas de no intervención del movimiento contra la guerra. Asimismo, el PSOE, además ha venido incrementando sus efectivos en otras zonas en conflicto como Bosnia, Kosovo, el Congo, Haití y el Líbano, superando en número las tropas a las existentes en el exterior durante el gobierno del PP.No menos lamentable ha sido la posición del Gobierno Zapatero ante la continuada agresión de Israel al pueblo Palestino, ante la ocupación de nuevas zonas en Cisjordania, ante la congelación de créditos y ante el asedio genocida que sufre la población de Gaza con su goteo cotidiano de víctimas inocentes, de sangre, dolor y muerte, con sus timoratas condenas al gobierno Olmert, en tanto se afianzaban las relaciones con el estado sionista.
Igualmente, en cuanto a la situación del Sahara Occidental, la posición mantenida por el Gobierno Zapatero, choca con la solidaridad que ha demostrado la sociedad española para con el pueblo Saharaui, manteniendo éste una posición concomitante con las intenciones marroquíes de usurpar definitivamente el territorio, apoyando el plan de autonomía, vendiendo armas, al “hermano” alauí, mirando hacia otro lado ante las violaciones de los DD. HH. sobre la población autóctona, en contra de toda ética, de las resoluciones de NN. UU. y de las mismas Cortes españolas.
Respecto a la violación sistemática de los Derechos Humanos que representan Guantánamo y las cárceles secretas de la CIA, sus vuelos y escalas sobre el territorio español, el secuestro, las torturas y el confinamiento sin garantías ni derechos de cientos personas en el marco de la política imperial de Bush y su particular guerra contra el terrorismo, es palmaria la tibieza del gobierno socialista con la que ha mostrado sus críticas ante tales violaciones y crímenes de lesa humanidad, cuando no, su silencio.
Del mismo modo, tras la reciente declaración unilateral de independencia de Kosovo, el Gobierno Zapatero, ha dado una prueba más de su errática política internacional, de su ambigüedad calculada al no reconocer al nuevo estado y así eludir cualquier paralelismo con las demandas de autodeterminación en nuestro país, pero reconociéndolo de facto, en línea con la filosofía del “socialista” Solana, responsable de Política Exterior de la UE, al decidir mantener las tropas españolas en este enclave de la desmembrada ex Yugoslavia y aceptando el nombramiento de un general de nuestro ejército para el mando supremo de las tropas de la KFOR, fuerza de interposición de la OTAN, garante ahora de la independencia de Kosovo y al servicio de los intereses geoestratégicos de EE.UU. Un nuevo escenario de conflicto, sin el aval de Naciones Unidas que no ha reconocido al nuevo estado, dado que vulnera las propias resoluciones de este organismo y de su Consejo de Seguridad y que, consecuentemente, el gobierno Zapatero, debería proceder a la retirada de Kosovo del contingente español conforme a la misma filosofía puesta en práctica en Irak.
Para colofón, el lamentable papel jugado por España y su delegación al más alto nivel, el rey, Zapatero y Moratinos, en la reciente Cumbre Iberoamericana al pretender tutelar, con prepotente tufo de superioridad neocolonial, el desarrollo político y económico de la América Latina, dando lecciones de democracia y vendiendo recetas de economía liberal a países como Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua o Cuba, un insulto a países hermanos que son libres, soberanos e independientes, que desean mantener una relación bilateral en lo político y económico de igual a igual con España, sin paternalismos ni tutelas. Una cumbre, además, con los añadidos del airado exabrupto del monarca a Hugo Chávez y su maleducado desplante a los Jefes de Estado latinoamericanos, la tragicómica defensa de Zapatero ante el intervencionismo de Aznar en el fallido golpe de estado en Venezuela y su amparo a las empresas españolas, velando por los intereses de unas multinacionales que mantienen una actitud deplorable, de esquilmación de recursos económicos y medioambientales sin apenas contraprestación, han puesto de manifiesto, en suma, el fiasco que ha significado la política exterior de Zapatero respecto a América Latina.
Iglesia versus Laicismo
El Gobierno del Sr. Zapatero, en contraposición a las promesas electorales de 2004, ha seguido sin revisar los acuerdos con el Vaticano de 1976 y 1979, de herencia franquista y mantenido los privilegios a la Iglesia Católica, financiando el sostenimiento el clero, aumentando la aportación del Estado hasta el O,7 del IRPF, destinando fondos al mantenimiento y rehabilitación de edificios religiosos, eximiéndola del pago de impuestos en contra de las directrices de UE, sufragando los costes de los colegios religiosos concertados, del profesorado y de la enseñanza de religión en las escuelas públicas, plegándose, al tiempo, a los intereses de la enseñanza privada religiosa en torno a la asignatura de Educación para la Ciudadanía y otorgando mayores prerrogativas a la religión católica en la LOE que se ha aprobado en detrimento de la Enseñanza Pública, en tanto la Conferencia Episcopal, con virulencia, interviene en la campaña electoral alentando, desde la calle, desde los púlpitos y desde la emisora episcopal, al voto contra el Gobierno, contra las posiciones laicas y progresistas, contra el proceso de paz y la fallida negociación con ETA, contra el matrimonio homosexual, la investigación con células madre y contra el derecho a una muerte digna. Todo ello, desde una concepción reaccionaria de la vida y con la pretensión de tutelar la moral de los ciudadanos. En este sentido, consideramos que no es tolerable de un presidente de Gobierno como Zapatero, que dice defender el Laicismo, ”El laicismo es el ADN de la Democracia”, tras las tibias amenazas del gobierno y del Sr. Blanco, ”tras el 9 de marzo esto no quedará sin respuesta y se revisarán los acuerdos con la iglesia”, hechas al calor de la desaforada campaña de los obispos, finalmente, tras el encuentro de Zapatero con el nuncio del Vaticano, es sintomático que el PSOE haya dado marcha atrás y retirado de su programa electoral cuestiones como la nueva ley de plazos en el aborto y el divorcio rápido, dando, al tiempo, garantías al representante papal de mantener el “statu quo” vigente con la Iglesia Católica.Consecuentemente, consideramos claudicante y bochornosa la actitud del Gobierno Zapatero al respecto porque estimamos que mantener el Concordato y las prerrogativas a la Iglesia Católica es permitir que la intolerancia clerical y que el oscurantismo se instale en nuestra legislación impidiendo la libertad de conciencia y la democracia misma. Lamentablemente, tras la confrontación obispos-PSOE, no nos cabe la menor duda que las relaciones con la Iglesia no van a ser alteradas ni sus intereses perjudicados. Por ello, “es hora ya que nos indignemos, no ya por los pronunciamientos de los obispos sino por los estúpidos que los financian” como, recientemente, comentaba el periodista Pascual Serrano.
EL Poder Judicial
Uno de los elementos fundamentales que caracterizan a un estado democrático es la Separación de Poderes y, entre ellos, la independencia del Poder Judicial respecto al Poder Legislativo y por ende del Ejecutivo como garante del imperio de la Ley y del Estado de Derecho. Lamentablemente, durante el Gobierno Zapatero hemos asistido al escándalo del bloqueo e inoperancia del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional como consecuencia de la lucha que han mantenido el Gobierno y Partido Popular por el control de los órganos jurisdiccionales del Estado. Así, si la derecha se ha atrincherado en los más altos estamentos de la judicatura del Estado impidiendo la renovación de sus cargos para no perder la mayoría que dispone en éstos órganos y con el fin espurio de paralizar leyes como el Estatuto de Cataluña, la Ley del Matrimonio Homosexual y la asignatura de Educación para la Ciudadanía, que no consiguió derrotar en el Parlamento y, asimismo, para torpedear, al tiempo, el proceso de Paz y Diálogo en el Euskadi, el Partido Socialista, más allá de alzar su plañidero lamento ante estos hechos, lo cierto es que no ha ido a la zaga del PP manteniendo órganos de excepción como la Audiencia Nacional y su empleo arbitrario, junto a la Fiscalía, para recortar derechos y libertades, para menoscabar la Libertad de Expresión, criminalizar los movimientos sociales e impedir a cientos de miles de ciudadanos y ciudadanas elegir y expresar su voluntad en las urnas en función del interés político del momento. En consecuencia, asistimos a la degeneración del Estado de Derecho y estimamos, que al respecto, el Gobierno Zapatero ha sido connivente en su deriva, no habiendo estado, en ningún momento interesado en acabar con la existente politización de la justicia, ni en promover cualquier iniciativa que acabe con el modelo actual de elección de los miembros del Poder Judicial por cuotas de partidos. Obviamente, en tanto en nuestro país no se garantice una verdadera independencia de la Magistratura, no existirá la separación de poderes, no habrá Democracia plena, ni un verdadero Estado de Derecho.
La Memoria de los Nuestros
Reconociendo los avances que supuso la aprobación de la Ley de la Memoria, estimamos que, el PSOE, finalmente, no afrontó con valentía los últimos escollos de la Ley, desechando algunas aportaciones fundamentales que tanto desde la izquierda como desde los Colectivos de la Memoria se le venían demandando, cediendo, de nuevo a la presión del PP. De tal forma que, tras a aprobación de la Ley, siguen sin reconocerse aspectos fundamentales como la ilegalidad del franquismo, la nulidad de sus condenas y la devolución de los bienes confiscados a los particulares. Igualmente, no se ha dado una salida a la exhumación de los restos Franco y de José Antonio que continuarán en el Valle de los Caídos. Aspectos todos cuya no resolución son inconcebibles en la Europa hoy, en la Europa democrática que derrotó al fascismo y que son ineludibles para cualquier demócrata. Por ello, consideramos que es inexcusable seguir reivindicando la memoria de los luchadores por la libertad y por la República, de nuestros héroes, hasta la justa reparación de su memoria y el reconocimiento de todos ellos. La monarquía y el republicanismo cívico del Sr.Zapatero
Una muestra de que los anhelos republicanos, paso a paso, se van afianzando en el seno de la ciudadanía y en el conjunto del Estado, ha sido, sin duda, el aumento significativo de las críticas a la corona durante el Gobierno Zapatero. No obstante, el blindaje constitucional de la monarquía que nos impuso la transición sigue siendo fuente de tabúes, de obstáculo a la discusión política, a la Libertad de Expresión y al mismo ejercicio de la Democracia. Del rey sólo se puede hablar bien, se castiga, con fuertes multas y cárcel la utilización de la imagen de la familia real para amedrentar a medios de comunicación y ciudadanos, como ha sucedido en los casos de Deia, El Jueves, durante la quema de fotografías del monarca o por colocar una bandera republicana en un edificio público. Efectivamente, al respecto, el PSOE, que ya en la transición, traicionó sus orígenes, arrumbando su historia y legado republicano abrazando la causa monárquica, no ha dudado en poner en manos de la fiscalía estos hechos poniendo en la picota al republicanismo, sucumbiendo, de nuevo, a la presión del Partido Popular y quedando en evidencia, el “republicanismo cívico” del Sr. Zapatero del que, asimismo, ha dado buenas muestras durante su mandato, ya con ocasión del transcurso 70 cumpleaños del monarca, mostrando su adhesión, adulación y peloteo, ya avalando la altanera y maleducada actitud de Juan Carlos hacia los presidentes electos de Venezuela y de Nicaragua, que no él, durante la pasada Cumbre Iberoamericana. Como bien señala el profesor de Derecho Constitucional, Jaume Asens, “La libertad de Expresión, la Crítica a las instituciones, incluso la quema de símbolos del poder, siempre será preferible a que el propio poder acabe abrasando espacios de libertad a los que no podemos renunciar”.
9 de Marzo. Votar o no votar, esa no es la cuestión
En fin, alguna satisfacción, muchas ilusiones y algo más de humo es lo que nos ha vendido Zapatero durante estos últimos cuatro años, además de hacernos tragar alguna que otra píldora., cuando ya, a las puertas de unas nuevas Elecciones Generales, el 9 de Marzo, estamos convocados a las urnas. Una nueva convocatoria a la que la ciudadanía asiste inerme a una nueva representación falaz de la democracia, bajo el desmedido influjo de la presión mediática y del poder financiero y tras una campaña electoral que se ha caracterizado por el uso y abuso de los medios públicos en favor del bipartidismo, del debate bipolar PP-PSOE en detrimento de la equidad y la pluralidad política y cuyos exponentes han sido, finalmente, la banalidad, el chascarrillo, los vacuos mensajes y las fútiles promesas de las dos fuerzas políticas mayoritarias. En el marco de este remedo democrático, a la hora de depositar nuestro voto en la urna, los republicanos echamos en falta un nítido referente republicano al déficit democrático, político, social, cultural, en derechos y libertades que impregna esta democracia de baja intensidad. Efectivamente, somos muchos, pero mal avenidos, atomizados, dispersos en mil y una organizaciones, más interesados, los unos, en ocupar un ridículo lugar en el sol del poder, en laminar la disidencia y en subsistir de las prebendas del sistema; mientras, los otros, más preocupados por el mantenimiento de las esencias y de la pureza dogmática, se instalan en el infantilismo revolucionario y el nihilismo electoral como respuesta al sistema, en lugar de ir conformando, todos, desde el reconocimiento de la pluralidad de la izquierda y sobre bases de estricto funcionamiento democrático, una fuerte alternativa republicana que apueste por la ruptura democrática, por la convocatoria de un Referéndum Monarquía-República, por un nuevo proceso constituyente y por la III República, mirando al futuro, desde el respeto mutuo, sin resquemores y ni agravios del pasado.
Consecuentemente, ante estas elecciones, una vez más, los republicanos nos encontramos ante una disyuntiva capital, ejercer o no el derecho a voto, votar a unos para que no salgan los otros o, por el contrario, y en tanto se den las condiciones para el acuerdo de todos aquellos que pretendemos el cambio del modelo de Estado, votar, conscientemente, a aquellas candidaturas que propugnen la República y, desde sus programas, promuevan la defensa sus valores, Separación de Poderes, Federalidad y Derecho de Autodeterminación, Estado Laico, separación Iglesia-Estado, la igualdad a todos los niveles, la protección de la Empresa Pública, la potenciación de la Sanidad Pública, de los Servicios Sociales, de la Escuela Pública y la retirada de la enseñanza de la religión de las escuelas; que promuevan los Derechos Sociales para todos, que combatan el maltrato de género, el racismo y la xenofobia. Porque la República no consiste en un mero cambio en la Jefatura del Estado, sino en ir construyendo las bases políticas y sociales que posibiliten el cambio, en ir creando, al tiempo, un entramado de redes ciudadanas con los movimientos sociales que, organizadamente, vayan impregnando en la sociedad la cultura y los valores republicanos a los que nos hemos referido y que, a su vez, influyan en las fuerzas políticas y sociales de progreso, con el objeto de conseguir nuestros propósitos, la III República.
Por razón democrática, estamos convencidos que la República llegará, pero no nos será regalada, habrá que conquistarla y, consecuentemente, el 9 de Marzo, desde el respeto a cualquier otra opción, habrá que rendir no sólo las rancias políticas que propone el Partido Popular sino que, de la misma manera, también aquellas otras, contrarias a los principios y valores republicanos, que desde el PSOE se practican y nos proponen. Ello, sólo se conseguirá desde nuestra implicación y participación en este proceso
Salud y República. ¡A por la Tercera!
Salud y República y que la Tercera sea la de todos
Juliano
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