martes, enero 08, 2008

“La cuestión nacional”. Apuntes para unas elecciones (IV).

Es una constante, cuando España se ha abierto a las ideas democráticas y de progreso, siempre han aflorado sentimientos generalizados de anticentralismo.

Mientras que desde el siglo XIX los europeos se preocupan de dar contenido ideológico a sus respectivos Estados, los españoles ante la ruina y descrédito del nuestro, teníamos la necesidad de cambiar lo. Desgraciadamente la obra de las Cortes de Cádiz que dieron carta de naturaleza al “Estado-nación”, no pudo superar el daño infligido por el mal gobierno de la monarquía –el Deseado y la Buchona- impidiendo la reconstrucción del mismo en base a la unidad de la nación española.

Con la Revolución de 1868, las tesis federales - un Estado estable, basado en el pacto o acuerdo entre las diversas comunidades- adquieren preponderancia , y el proceso constituyente desembocó en una Constitución Federal –Iª República-, el intento federal fracasó, pero el problema quedo sin resolver. La primera Restauración Borbónica no acometió la estructuración del poder territorial, y su larga crisis hizo que la llamada cuestión catalana pasara al primer plano junto a la cuestión social.

La conclusión natural de la crisis nacional fue la IIª Republica que en el diseño de su concepto de Estado tuvo que atender las demandas del nacionalismo catalán, manteniendo los ideales de unidad nacional propios de la tradición liberal y republicana. Como modelo de Estado republicano las Cortes Constituyentes rechazaron el federalismo y optaron por un Estado unitario “Estado Integral” en palabras de Jiménez de Asúa. La nueva Constitución, regulaba el derecho a la autonomía regional con toda precisión y las suficientes cautelas para preservar la preeminencia del propio Estado, fruto de ella fue el Estatuto de Autonomía de Cataluña de 1932 y el del País Vasco dentro ya de la guerra civil.

Tras el paréntesis de los 40 años, la Segunda Restauración borbónica se encuentra con el viejo problema, que es abordado en forma apresurada e irreflexiva, optando los padres constitucionales por el “café para todos” presionados en exceso por la tesis nacionalistas, configurando el actual Estado de las Autonomías.

Opta la Constitución de 1978 por un modelo ambiguo y equivoco, permanentemente abierto a las variables expectativas de los nacionalistas y sus competidores, el resultado es un Estado de permanente debilidad , enfrascado en la discusión sobre su propio ser, en el que las Comunidades Autónomas olvidan que son órganos del mismo y destinan ingentes cantidades del presupuesto -de todos- en desarrollar e inventar originalidades para afirmarse frente al Estado, todo ello en perjuicio de la igualdad social –educación, sanidad, fiscalidad, ...,...-.

Tal parece que la "Transición" en los principios del siglo XXI dirige al Estado a una especie de monarquía confederal, como apuntan nacionalistas vascos y catalanes y España sera exclusivamente el conjunto de súbditos del Rey. En esta tesitura solo cabe ir a una revisión constitucional para rectificar, buscando la salida en la descentralización en favor de los municipios –administración más cercana a los ciudadanos- y en el reforzamiento de los poderes del Estado, como garante de la libertad y la igualdad de los españoles.



SyR

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No puedo estar más de acuerdo con todos los artículos que he leído. Por ello mi felicitación.

Creo que somos unos cuantos los que coincidimos en el diagnóstico. El mayor problema va a ser encontrar un tratamiento viable.

SyR

Anónimo dijo...

Veo que en este blog aparecen enlaces a determinadas agrupaciones de Izquierda Republicana, y aprovecho para manifestar mi disguto por la deriva de dicho partido en los últimos años, con posiciones muy distintas a las que se exponen en este blog, y quizás por ello han llegado a lo que han llegado.

Esperemos que alquien en dicho partido recapacite y dejen de dar palos de ciego, sin un rumbo claro y con extrañas compañías.

Es mi opinión, claro.