En la Roma republicana, los ediles no solo respondían con su patrimonio de los desaguisados que pudieran hacer, si no que en caso de que administraran mal los recursos y el presupuesto no diera para cubrir los gastos comprometidos, la diferencia, déficit, corría por su cuenta, a parte de ser condenados al destierro, cuando no a la roca Tarpeya.
Nos informa el Diario El Comercio que el Ayuntamiento de Gijon, contratara un seguro que blinda el patrimonio de los responsables políticos, hasta un máximo de seis millones de euros, evitando que respondan con su patrimonio personal.
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