Este “14 de abril” tampoco hemos ido de procesión o manifestación, según se quiera, no nos gusta ninguno de los pendones y santos que sacan a pasear, nuestro homenaje ha sido ocuparnos un rato –largo- en comentar el pasado debate de investidura, mientras debamos cuenta de unas tortillas y dos botellas de rioja, cosa de republicanos.
No nos causó sorpresa que el candidato a la Presidencia dijera sentirse "bien" y "contento" tras pronunciar su discurso, esperar otra cosa hubiera sido no conocer a la persona y su personaje. Zapatero se dirigió a la Cámara mediante un discurso “continuista y sin novedades” como señaló la portavoz de Coalición Canaria, obviando que lleva cuatro años de presidente del Gobierno, lo que le sitúa como responsable, en parte, de algunos de los problemas que puso sobre el tapete; su diagnostico de la realidad que tiene por delante, resultó poco riguroso y carente de seriedad, con escasez de medidas y concreciones, olvidándose de cuestiones fundamentales que preocupan a los ciudadanos. En definitiva un discurso “retórico”, como si con retórica y freses hechas pudiera suplirse la falta de un proyecto de Estado.
Al Partido Popular, la intervención del candidato, le sonó a “lírica y retórica”, lo mismo podría decirse de su replica y eso que es el primer partido de la oposición.
CiU, con la inteligencia y buen sentido tradicional, lanzo un aviso para navegantes al mostrarse su portavoz “preocupado por la posible recentralización de determinadas materias y ámbitos de actuación del Gobierno”, al igual que prudente y acertado, al subrayar que no compartía con el candidato –presidente en funciones- el que sólo hablara de medidas en materia económica para la primera mitad de la legislatura.
El portavoz del PNV en el Congreso, Josu Erkoreka; al igual que Joan Ridao de ERC; el diputado de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares; la portavoz de Coalición Canaria, Ana Oramas, y Uxue Barkos de Nafarroa Bai, se limitaron a ir cada uno a la suyo y confiar en que el PSOE les “salpique” con alguna merced.
Tuvo que ser, la única diputada de Unión, Progreso y Democracia, Rosa Díez, que acertadamente definió como "un poco desganada" la intervención de Zapatero, la que le plantara cara al debate y con corrección pero con firmeza, en la sesión de investidura, reprochando al líder socialista una "escasa ambición de país", que no haya ofrecido ni un Pacto de Estado, y a pesar de que "ha hablado muchas veces de España" no ha hecho "ninguna referencia expresa a la necesidad de reforzar el Estado", limitándose a apostar por "acuerdos unánimes o mayorías amplías", dejando claro con la frase "muy lejos de los que nosotros hemos suscrito con los ciudadanos" no sólo el sentido de su voto, si no el valor de su escaño .
Cuando recién celebradas la elecciones saludábamos a UPyD como un soplo de aire fresco en nuestro esclerótico Parlamento, algunos “republicanos”, librepensadores de izquierdas, torcisteis el gesto o directamente nos llamasteis al orden poniéndonos en “prevengan”, lo que entendimos y agradecimos, pero de momento no nos han defraudado. Dejamos para un próximo apunte, con mayor reflexión, el discurso de Rosa Díez.
Tenemos que terminar, permítasenos la maldad, con la frase del nuevo portavoz socialista en el Congreso: "España es un país colectivo, ilusionante y plural, y tiene un magnífico futuro".
¿Y para esto, más de 100 años de PSOE y 30 de Transición?
S&R
martes, abril 15, 2008
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