miércoles, abril 09, 2008
¡Aquella República!. En el 77º Aniversario
Volveremos a reunirnos este 14 de abril, en fraternal banquete,unos, o ante un “rioja” y unas tapas, otros, según se pueda o se quiera, que para eso somos republicanos.
Añoraremos las experiencias leídas de “aquella República”, lloraremos su perdida y brindaremos por la próxima, que está al caer; si será centralista, federal, autonómica, presidencialista, parlamentaria, constitucional ¿?, con separación de poderes, liberal, dictadura del proletariado, ... ¿Que nos preocupa? ¡Mejor!, será todas esas cosas juntas y un poco más.
Queremos proponer en este aniversario, el recuerdo –abril es también el de su muerte en el destierro, Bandol-Francia, 1952-, a un republicano, en palabras de Josep Pla: “el político más original de la España de su tiempo”, D. Manuel Portela Valladares, el mejor dotado para salir airoso en situaciones límite, el único que, no siendo catalán, presidió (en funciones) la Generalitat, y si se hubiese mantenido la República, sin duda el mejor candidato de para presidir la Galicia autónoma.
La prensa del Movimiento publicó la siguiente proclama recién terminada la guerra civil: "Galicia lo dio todo en la Cruzada del 18 de julio. El mártir, José Calvo Sotelo; el traidor, Manuel Portela Valladares; el asesino, Santiago Casares Quiroga, y el caudillo liberador, Francisco Franco". Su traición, declarar como legal la victoria del Frente Popular: “Las elecciones realizadas en febrero de 1936 con todo el orden deseado, han consagrado el triunfo del Frente Popular; tengo, para afirmarlo, la autoridad que me da la presidencia de este Gobierno. La gestión electoral fue reconocida por los partidos de la derecha como una legalidad de su derrota. No puede hablarse en justicia de que se falseó el sufragio, porque ello significaría un alegre embuste. Estoy dispuesto a afirmarlo en todo momento, para que la conducta de cada cual quede en su lugar”.
“Asustado” -a los ojos de Azaña-, el 19 de febrero, a Portela, desbordado, abandonado por los gobernadores civiles y sin ceder a las presiones de la derecha política y militar que le demandaban la declaración del estado de guerra, no le queda más salida que la dimisión. Paradojas de la historia, la decisión que más le honra es la que se ha convertido en razón de su vituperio. ¿Qué podía realmente hacer en aquella circunstancia sino exigir de Azaña que se hiciera cargo del Gobierno y que abandonara su ilusorio empeño de cumplir los plazos establecidos por la ley?
D. Manuel Portela Valladares, ensayó el centro político, en una España polarizada en dos frentes antitéticos sin nunca dejar de ser lo que había sido desde la cuna: liberal, demócrata, galeguista, masón y republicano.
LIBERAL Y DEMOCRATA.-
Diputado, ininterrumpidamente, por el distrito de Fonsagrada desde 1905 a 1923; ejerció como ministro de Fomento del último gabinete liberal, anterior a la dictadura de Primo de Rivera, cuando el capitán general de Cataluña impuso un directorio militar que causó la dimisión del Gobierno y la ruptura de la vida política ordinaria. En 1924 fundó en Vigo “El Pueblo Gallego”, periódico democrático que abrió las puertas a intelectuales republicanos e hizo campaña a favor de una regeneración de la vida política española.
AUTONOMISTA.-
De temprana y prolongada vinculación con el movimiento autonomista gallego, en 1910 participó en la formación de Acción Gallega, fue uno de los firmantes del llamado “Pacto de Barrantes” en 1930, asistió a la recepción que los catalanistas ofrecieron a Castelao y Otero Pedrayo en 1932, siendo ministro de Gobernación, hizo volver a Castelao y Bóveda de sus respectivos destierros y arrancó del Consejo de Ministros el decreto que restituía a la Generalitat los servicios de los que había sido desposeída a raíz de la sublevación de 1934.
Apoyó decididamente la campaña a favor del Estatuto de Autonomía de Galicia –opúsculo “Ante el Estatuto”,1932-. Era el propietario del diario “El Pueblo Gallego”, que conjuntamente con “A Nosa Terra” -órgano del Partido Galleguista-, era el mayor abanderado en esta campaña. Participó en el Comité Central de Autonomía de Galicia e hizo campaña a favor del voto afirmativo.
Asimismo, el Partido del Centro que él comandaba incluía la autonomía como uno de los puntos de su programa,
MASON.-
Iniciado en 1920 en la logia Fénix nº 381 de los valles de Barcelona, adopta el simbólico de “Voluntad”, era esta una logia en palabras de Ferrer Benimeli “compuesta de masones moderados y francamente conservadores” de la que el proletariado estaba prácticamente ausente, pero que en 1921 en una tenida conjunta de las logias Fénix y Lealtad deciden formar “... una logia económica, para que nuestra Orden tenga elementos de combate en todos los órdenes sociales y económicos, ...,..., constituida por aquellos hombres de buena voluntad que únicamente por causas económicas se ven alejados de nosotros” y justamente pensarón en Portela Valladares para fundar la logia “Liberación” de la que fue su primer venerable.
El masón y socialista Juan Simeón Vidarte comenta con el general Núñez de Prado –también masón- el traspaso de poder el 19 de febrero de 1936 entre Portela y Azaña “... parecía una ceremonia masónica, el Gran Maestre de la Gran Logia, -Portela- da posesión a su sucesor –Azaña-, delante del Gran Oriente –Martínez Barrio- y en presencia de dos generales masones”.
REPUBLICANO.-
Durante la República fue desde 1931 a 1933 parlamentario por Lugo y en 1936 salió elegido por la provincia de Pontevedra.
En 1935, fue gobernador general de Cataluña (marzo-abril 1935) y ministro de la Gobernación en dos ocasiones. A finales de año, el presidente de la República Alcalá Zamora le encomendó la presidencia del Gobierno, gabinete de orientación centrista, con la finalidad de disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones ejercerá sus funciones hasta la toma de posesión del gobierno frente populista resultante de la victoria electoral de esta coalición en febrero de 1936.
Cuando accedió a la presidencia en diciembre de 1935 practicó una política de aislamiento de los conspiradores golpistas, puso al frente el Ministerio de Guerra al general Nicolás Molero, que mantuvo al general Franco como jefe de Estado Mayor pero controlado por un cordón sanitario de generales “masones” –general Ochoa, inspección del ejercito; general Cabanellas, quinta División; general Pozas, Guardia Civil; general Núñez de Prado, Dirección de Aeronáutica; general Casteló, segunda brigada de Infantería (Madrid); general Romerales la duodécima; general Miaja, una comisión a las órdenes del ministro de Guerra-, fue el Frente Popular el que facilitó la conspiración de Franco, enviándole a un destino difícil de controlar en Canarias, cerca del ejercito de Africa.
Con vistas a la confrontación Manuel Portela Valladares se había encargado de instrumentalizar, bajo auspicio directo de Alcalá Zamora, una alternativa política de centro que sirviese para amortiguar la bipolarización del electorado, lo que resultó totalmente inútil, dado que el Partido del Centro no fue capaz de erigirse en árbitro de la confusa situación política que se estaba viviendo.
Transcurridas las elecciones, Portela Valladares resiste las presiones a las que se veía sometido por Gil Robles, José Antonio Primo de Rivera, el general Franco y Calvo Sotelo para declarar el estado de guerra, a lo se negó rotundamente, “...era un suicido oponerse por las bayonetas a la voluntad nacional” manifestó al respecto. Decidió dimitir, reconoció la victoria del Frente Popular y entregó el poder a los vencedores legítimos el 19 de febrero.
Tras estallar ese mismo año la Guerra Civil, Portela Valladares permaneció leal a la República, siendo fiel a su ideología liberal y reformista. Desde Barcelona, donde lo cogió la sublevación del 18 de julio, se retiraría a Niza, para posteriormente retornar a España y ofrecer sus servicios al gobierno republicano de Juan Negrín. Participó en las cortes de Valencia reunidas en octubre de 1937.
Finalizada la contienda en 1939, siguió el destino de la República, el destierro inevitable, en Francia, donde fue apresado por la Gestapo, aunque el régimen franquista solicitó su extradición, esta no fue concedida.
El Tribunal especial para la represión de la Masonería y del Comunismo, en sentencia del 12 de noviembre de 1941 le condena a Treinta años de reclusión, en rebeldía. Era tal la inquina que contra él tenia el Régimen, que en 1958, seis después de su muerte, en su expediente las autoridades franquistas añaden: “ ... siguiendo consignas masónicas internacionales, formó el partido centrista nutrido por masones en la mayoría de los puestos de relieve y consumó desde la Presidencia del gobierno la gran traición de las elecciones de febrero de 1936 que facilitó el advenimiento del Frente Popular con todas sus trágicas consecuencias”.
Nunca volvió a España. Honor a su memoria.
S&R
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