Dice D. Fernando Sánchez Dragó:
“Pateta carga las armas, ya se sabe, y luego van los Borbones y las disparan, ora sea para volarse un pie, ora para derribar a un elefante”.
El rey de España sufrió el “accidente” el viernes por la mañana, mientras se hallaba de safari en el norte de Botsuana. De no haber sido por el desafortunado incidente, los españoles seguramente nada sabríamos del viaje del Jefe de Estado.
El rey recibió un aluvión de críticas por su viaje:
- El rey caza, mientras España es visto como el país más débil de los 17 que conforman la Eurozona y muchos temen que pueda convertirse en la próxima nación en buscar un programa de rescate financiero; a pesar de ser la cuarta economía de la Eurozona la tasa de desempleo se encuentra cercana al 23 por ciento y al 50 por ciento, en el caso de los jóvenes, y el anuncio de la segunda recesión en los tres últimos años está al caer.
- El rey, cazador apasionado, es a la vez presidente de honor de la división española de la organización medioambiental WWF.
- El rey no informó al gobierno sobre su viaje al extranjero hasta después del percance.
Salir de España sin conocimiento de la opinión pública no parece indicado. Irse a cazar elefantes a África tampoco, una frivolidad en todo caso, y más en estos tiempos de crisis.
La casualidad quiso también que el traspiés del monarca se produjera pocos días después de que su nieto mayor, Felipe Juan Froilán, de 13 años, se disparara por accidente en un pie con una escopeta mientras realizaba prácticas de tiro.
¿Qué les pasa a los Borbones con las escopetas? ¿No pueden vivir sin disparar?
Puede que sea la herencia de aquel Carlos III, que se pasaba las mañanas y las tardes disparando a todo lo que se movía en los montes del Pardo. Pero algo anda mal en la Familia Real cuando se le deja manipular a un menor de trece años una escopeta, no sólo por que está expresamente prohibido, bien entendido, para el resto de los españoles, pero lo que debería de preocuparnos es que algo anda mal en la cabeza de un rey, que tras matar a su hermano con un arma de fuego, no sólo no siente aversión hacia las mismas, sino que siente pasión por su uso. Pasión que trasmite a la familia, la propia reina lo justifica como “juegos de niños”.
Pero tranquilos, la monarquía, al igual que el estado de las autonomías y la constitución democrática, es firme como una roca. Este rey, que fue nombrado heredero de la jefatura del estado por el general Franco, es “juancarlista” al igual que a decir de los progres, a los que les avergüenza confesarse monárquicos, somos los españoles; supongo que nos lo preguntaron alguna vez. Antes cuando no se podía ni ser monárquico ni republicano se decía “pancista”.
S&R