miércoles, diciembre 23, 2009

25 de diciembre ¿Aniversario o Sacramento?



La invitación de unos amigos que practican el Arte Real, a celebrar con ellos el solsticio de invierno, motivan estas reflexiones sobre el para mi, recuerdo folklórico, que es la Navidad.

"Hay que celebrar, este 25 de diciembre como un día de fiesta, no por ese sol que vemos nosotros lo mismo que los infieles, sino por causa de quien creó el sol".
(AGUSTÍN DE HIPONA, Sermón 190, In Natale Domini VIII,1; PL 38, 1007)

Hoy que nos decimos deseosos de autenticidad, debemos exigirnos recordar la historia de la fiesta de Navidad. Es sabido que el 25 de diciembre se celebraba la fiesta del "Natalis solis invicti", fiesta del sol que renace invicto; el culto solar en el curso del siglo III, reduce hasta la casi eliminación las religiones “mistéricas”, muy en boga hasta entonces en la Roma imperial, ocupando un puesto muy importante en la vida cotidiana de la época, práctica que era contemplada con gran simpatía por algunos cristianos, hasta tal punto que san León y san Agustín muestran su preocupación a propósito de la misma, sirva de muestra el tratado “De solstitiis et aequinoctiis” (finales del siglo III).

Resulta indefendible en estos tiempos unir el 25 de diciembre, con una realidad y aun con una tradición sin consistencia, acerca de la fecha del nacimiento de Jesús. ¿En qué momento el dogma cristiano incorpora estas formas paganas y con que fines?

El Cronógrafo romano del 354, que es a la vez calendario civil y religioso, señala el 25 de diciembre: N(atale) invicti; después la lista de los obispos de Roma, de los que da la fecha de su muerte y anota en el VIII de las Calendas de enero (25 de diciembre) el nacimiento de Cristo en Belén de Judá. Ahora bien, esa lista se habría compuesto en el 336, con lo que la celebración de la fiesta de Navidad en Roma se remonta, pues, a los alrededores de esta fecha.

El hecho de que el nacimiento de Cristo se celebre dentro de una lista de fechas destinadas a conmemorar el aniversario de unos mártires, un día fijo, preciso, delimitado en tal tiempo, puede hacer pensar, que se creía en la realidad de la fecha de 25 de diciembre como día del nacimiento de Cristo, a lo que ayudaba la relación entre el simbolismo bíblico luz-tinieblas y Cristo, sol victorioso e invencible que disipa las tinieblas. Pero como los argumentos en favor de un eventual ensayo de averiguación de una fecha para el nacimiento de Cristo, no tienen valor, al responder a conjeturas según referencias de los sermones de los Padres del siglo IV, es lógico pensar en otras hipótesis:

  • Que relación entre el "Natalis solis invicti" y la Navidad pudiera ser un intento más de la Iglesia del Galileo, en plena batalla por convertirse en la religión oficial del Imperio, de jugársela a la solemnidad del culto solar, pudiera verse en esta instauración de la Navidad, más que el aniversario de un nacimiento, una contra-fiesta. Se trataría de sofocar el apasionamiento por la fiesta pagana instaurando una celebración de carácter netamente cristiano, festividad de oposición, sin contaminación alguna con la fiesta pagana.
  • También es admisible que se quiso cristianizar la fiesta del solsticio de invierno ya que apenas presentaría dificultades: la luz y las tinieblas son temas recurrentes de toda la tradición bíblica y cristiana, nada más sencillo que aprovecharlas y revalorizarlas entre los fieles. Es, pues, posible que la Iglesia del Galileo, sin rechazar las formas paganas de la fiesta del “Natalis solis invicti”, la recuperara cristianizándola.

Pero lo verdaderamente importante, es lo que podríamos llamar la “carga ideológica” que introduce la Iglesia del Galileo, la “Navidad” o “Natalis solis invicti”, deja de ser “sacramento” para convertirse únicamente es un aniversario, aunque se trate de una memoria muy especial, el recuerdo de un gran momento, de un gran giro de la historia del mundo y de la historia. La fiesta solsticial se convierte en una simple memoria frente a celebraciones que son sacramenta; san Agustín y su teología de la liturgia, en su carta 54 explica que en la nueva sociedad que el Señor ha fundado, ha dejado "un pequeño número de sacramenta" .

Así actua la Iglesia del Galileo.

S&R

2 comentarios:

Victor Guerra Garcia dijo...

Interesantes aportaciones y reflexiones lúcidas, que es una pena que vengan tan de tarde en tarde .

Pedro-José vila dijo...

Es una pena no haberla podido escuchar en el lugar más apropiado para ello.