miércoles, marzo 28, 2007

Autonomía para el Sáhara

El anuncio de Marruecos de un Plan de Autonomía para el Sáhara que va a presentar ante el Consejo de Seguridad el próximo mes de abril, ha sido precedido de una Declaración Conjunta firmada por Marruecos y España tras la visita oficial realizada por el Gobierno español los días 5 y 6 de marzo, que en referencia al Plan dice: “la parte española ha acogido (…) con interés y considera que podría generar una nueva dinámica de diálogo para superar el impasse actual y progresar sobre esta base con el objetivo de conseguir un arreglo de este contencioso que asegure el principio de autodeterminación”. La nueva posición del Gobierno, es cuando menos ambigua y confusa.

El conflicto saharaui es desgraciadamente antiguo, hace ya más de 30 años de la ocupación marroquí y del establecimiento de los campamentos de refugiados, y en todo este tiempo no se ha logrado todavía una solución definitiva. Los numerosos aplazamientos del referéndum, las prórrogas de la Misión de Naciones Unidas (MINURSO) y las múltiples Resoluciones del Consejo de Seguridad han provocado cierto escepticismo sobre la solución de este conflicto que es, al mismo tiempo, la clave de la integración regional y, por lo tanto, de la estabilidad futura del
Norte de África.

La solución del conflicto del Sáhara Occidental debe ser justa, definitiva, mutuamente aceptable y respetuosa con el principio de libre determinación del pueblo saharaui, España no había variado, hasta ahora, ni un ápice su respeto y voluntad de aplicación de estos principios de las Naciones Unidas.

Pero el Gobierno socialista cambia la forma de afrontar el problema, “la posición del Gobierno es responsable” –dicen ellos- y pese a nuestra particular vinculación histórica con el Sáhara, sostienen que “no le corresponde a España la mediación entre las partes o la proposición de fórmulas de solución”; es cierto que España no tiene la clave de la solución del conflicto, pero nuestra especial relación con los países implicados nos convierte en interlocutores privilegiados para facilitar el diálogo y el acuerdo, indispensable e insustituible para alcanzar una solución definitiva, por eso no entendemos la posición socialista.

Desde aquí, consideramos que la salvaguarda de los derechos de la población saharaui es indisociable de la búsqueda de una solución justa y duradera al conflicto, si se llega al acuerdo en el marco de Naciones Unidas, éste deberá someterse a la consulta del pueblo saharaui para su aprobación, en ejercicio de su derecho a la autodeterminación, reconocido por la legalidad internacional. Estamos a favor de la negociación directa entre las partes, sin precondiciones, y es en este sentido que rechazamos el apoyo del Gobierno a la iniciativa marroquí de autonomía.

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